• lunes, agosto 29, 2005

    ¿Cambio o continuidad? La pregunta del millón de dólares

    "Una idea de lo que se disputa".
    Los tres candidatos más fuertes del próximo Diciembre se enfrentan a un tema no solo de contingencia. La larga transición que ha enfrentado el país ha sido fruto de los esfuerzos democratizadores de la Concertación, donde el proyecto iniciado por Alwyin puede concluir este año. La continuidad de la Concertación tiene un especial énfasis en cambios, tal como la Alianza plantea que la alternancia en el poder es una sana lucha que debe finalizar en dar frutos a mayor prosperidad económica y desarrollo social. La campaña de los tres ha sido dura y marcada por hitos históricos de cada uno de los candidatos y de la importancia intrínseca que lleva a pertenecer a un partido y llevar a cabo ideologías y pragmatismos. La más reciente encuesta del CEP, muestra una clara tendencia a Michelle Bachelet y el oficialismo. El alto porcentaje de adhesión y aprobación al gobierno de Lagos sigue la línea de creciente apoyo a Bachelet. La candidata en cuatro encuestas ha subido desde un 14 por ciento a un 47 por ciento desde Diciembre del 2003, mientras Lavin ha bajado desde un 36 por ciento de apoyo a un 21. Las tonalidades de los candidatos han jugado un rol enfático al momento de decidir. El rol que juega el legado del gobierno militar en el país lleva a diferenciar a los candidatos. Mientras Bachelet naturalmente voto NO en 1988 y apoya el cambio a las reformas constitucionales de 1980, Piñera lo admitió y busca simpatizar por medio de cambios al sistema binominal, donde ambos difieren de Lavin que abiertamente apoyo el SI y se niega a cambios constitucionales. Estos matices en conjunto con propuestas de la contingencia llevan a una cierta similitud en áreas históricas entre Bachelet y Piñera que lo diferencian de Lavin, el cual ha caído drásticamente en las encuestas. Al analizar las diferencias entre los candidatos podemos denotar las distintas estrategias que les servirán para cumplir sus objetivos. Por los medios en que actúan regularmente esta el estrecho margen que puede llevar a cambiar el voto entre candidatos. Notoriamente el espectro político que se vive hoy es diferente al planteado en 1999. El fenómeno lavinista no esta mostrando progreso. La macro campaña y el marketing político desplegado en la campaña donde Lavin dio la sorpresa ya no son temas a tomar en cuenta. Aunque el apoyo incondicional de ciertos sectores a Lavin son su fuerte, necesita tener un nuevo punto de apoyo si es que quiere pasar a segunda vuelta. El ataque reiterado a la Concertación que pareciera ser su estrategia, le garantizara atrincherarse en su 21 por ciento y apostar a ganarle a Piñera. Michelle Bachelet como candidata mujer parece ser lo que mas rompe esquemas, donde el apoyo fuerte de Lavin por parte las mujeres es un interesante blanco. Aunque uno de sus puntos débiles es no tener un programa, las encuestas muestran que no le afectado en gran medida. Por lo que luego debe comenzar a mostrar proyectos e ideas mediaticamente. Proponer un debate, o parecer partidaria de él, le favorecería, aunque debe decidir si quiere parecer parte de una continuidad del gobierno o desmarcarse, temas que esta manejando la oposición, ya que ensuciar la probidad del gobierno no es un beneficio parecer parte de el. La campaña de Piñera parece ser una de las más cuestionadas de todas. Aunque su estilo serio y comprometido lo ayuda en los estratos más altos no ha logrado penetrar en las clases bajas. Si quiere robar votos de la DC, debe buscar una formula para desmarcarse de su imperio monetario y encontrar una forma mas profunda y comprometida con el proyecto de los mas humildes. Los votantes no solo deciden por temas de contingencia sino que los hacen por valores y hechos históricos que aun pesan en la conciencia heredada del país. El dilema de cambio o continuidad esta ligado a cada candidato de forma distinta. Mientras que Bachelet se pruebe capaz de ser un estadista, Lavin debe decidir si quiere ser una opción presidencial o solo retener votos, y Piñera debe afiliarse a la clase media y baja para crecer en apoyo.

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