• domingo, febrero 17, 2008

    Respuesta a Hernán Felipe Errázuriz y la Integración de Etnias.

    Estuve leyendo la columna de Hernán Felipe Errázuriz en el diario El Mercurio y me surgieron unas incongruencias. Si bien concuerdo en la idea de plano, estoy en total discrepancia con sus postulados.

    Errázuriz habla sobre la elección presidencial en Estados Unidos para mencionar la importancia de la integración de las etnias.

    Parte diciendo algo cierto:

    “Los fatalistas se concentran en las crisis coyunturales de Estados Unidos y no destacan los méritos de su integración.”

    Pero después va y postula 2 temas que están erróneos:

    (1) “El color de Barack Obama y el género de Hillary Clinton son indiferentes en la elección presidencial estadounidense”.

    (2) “Lo decisivo son sus capacidades. No hay impedimentos de raza ni sexo para elegir a quien enfrentará a John McCain”.

    Me abocaré a la parte electoral de estas suposiciones.

    ¿Por qué está bien?

    Primero es obvio que los fatalistas –y en general casi todos- en un año electoral de Estados Unidos se concentren en las crisis coyunturales. Esto porque la elección es coyuntural. Si bien los candidatos se seleccionan en base a proyectos, historia y proyección, la coyuntura juega un rol central.

    El momentum entrega casi tanto como el fondo de las ideas. Y así, por ejemplo, lo ha demostrado McCain. Tras ganar en un par de Estados, entró en una racha, sacando a Guliani y a Romney del camino (dos candidatos de los cuales se esperaba mucho más). Es decir hay una importante cantidad de gente que toma su decisión a último momento (the bandwagon), sobre todo en primarias cuando los candidatos se deciden sobre issues que suelen referirse al momento (guerra en Irak, Inmigración, etc), es decir temas que se solucionan inmediatamente.

    Y segundo, porque los meritos de la integración son obvios. Si bien aun existe racismo en Estados Unidos -y el mundo-, ha disminuido crecientemente desde los 70’s. Y nadie puede negar que la integración de las etnias sea algo positivo para cualquier sociedad.

    Pero tampoco se puede negar que cuado uno observa a los candidatos, en los debates, llama la atención a que haya un afro-americano y una mujer compitiendo, sobre todo dado la exclusión a que ambos grupos han sido sometidos históricamente.

    Pero cuando se trata de hablar de Obama y Clinton, sobra comentar sus políticas de integración. Porque su posición es obvia. Es natural ver que una mujer o un negro perteneciente a clases vulnerables van a tratar el tema de las minorías y grupos vulnerables, con especial atención y delicadeza.

    Cuando se habla de Obama y Clinton en los medios, y los referentes políticos en general, se tratan de dilucidar otras de sus características personales, como sus capacidades personales y su historia. La noticia no es qué va hacer un negro por los negros, ni qué va hacer una mujer por las mujeres. El tema es cruzado, y la atención esta dirigida a qué va hacer un negro que no puede hacer un blanco, o qué va hacer una mujer que no va hacer un hombre. Tal como lo que un caucásico estadounidense típico es sometido. No se le pregunta qué va hacer por los blancos en general, sino que se busca sus puntos débiles, como por ejemplo, cuál es su posición sobre la integración de las mujeres, cuál es su posición sobre los latinos, la inmigración, etc.

    ¿Por qué está mal?

    El argumento de Errázuriz esta equivoco en su base. El color y el género son factores tremendamente incidentales en la dirección del voto.

    La primera prueba de esto fue el abandono de John Edwards de la carrera. ¿Cómo puede ser que un blanco típico-figura-presidencial sea corrido por una mujer y un negro? ¿Acaso Obama y Clinton simplemente tienen mejores ideas que Edwards? ¿O es acaso que los tiempos están cambiando y la gente -por los menos los demócratas- les gustaría finalmente ver una minoría en el poder?

    Lo cierto es el hecho. Entre Obama, Clinton y Edwards, el candidato que la gente menos prefiere es Edwards. Y si analizamos el programa de cada uno de ellos, veremos que cada uno pone mayor o menor énfasis en temas específicos, pero como buenos demócratas son básicamente la misma propuesta, el mismo fin con diferentes medios. Por lo tanto el valor agregado de cada uno radica en las características personales. Y en esta elección, es la historia cultural de cada uno. Miremos los adjetivos: El afro-americano de ensueño, la mujer del cambio y el hijo de granjero.

    El punto es que la gente prefirió ver a un negro o una mujer en el poder que a la “señora Juanita”. Es decir, es más que seguro decir que ser negro o mujer en el 2008 te ayuda más a ser Presidente que ser de la media.

    La segunda prueba de por qué esto es importante nos lo entrega cuando revisamos el patrón de los votos. Veamos el comportamiento del voto demócrata, suponiendo que tenemos una distribución normal.

    (a) Más de 80% de los negros en Estados Unidos son demócratas. Y más del 80% de los negros votan por los negros. Entonces, en Estados con una cantidad importante de negros tendería a ganar Obama.

    (b) Las mujeres tienden a votar por mujeres. Por lo menos 50% + 1 de las mujeres demócratas van a votar por Clinton. En los Estados con altas tasas de participación femenina, entonces, tendería a ganar Clinton.

    (c) Existe el voto de castigo. Los hispánicos votan por Clinton. Veamos Super Tuesday; Clinton gano el voto latino en Nueva York (64%), Nueva Jersey (88%) y Arizona (53%), también ganó en California –el Estado más grande- sólo por la ayuda de los latinos (65%).

    Es decir Obama y Clinton no ganan las elecciones de primarias solo por sus ideas, sino que depende del Estado. Por ejemplo, por la gran cantidad de latinos en Texas se espera a que gane Clinton, no por que sea una mejor opción, sino porque los latinos simplemente no votan por Obama, entregándole el voto a su competidora.

    Por lo tanto.

    Sí es decisivo la raza y el sexo para enfrentar al candidato republicano. Y esto depende de los votantes, si es que prefieren ver a un afro-americano o a una mujer en la Casa Blanca. Esto depende del Estado, si es que tiene muchos o pocos negros, y si es que su tasa de participación y el de las mujeres es alta o no. Depende del momentum. Y finalmente esto depende de cómo los otros grupos funcionen, del voto castigo y de los super delegados, que más que votar por ideas, votan por bandos.

    Finalmente solo quería comentar lo obvio que sería decir que un Mapuche en el poder favorecerá más a los Mapuches que un no-Mapuche. También encuentro que sobra decir que la integración de etnias es buena y necesaria. Pero el punto que sí concuerdo es que hace falta hacer algo sobre estos temas. Y son los políticos y los que hacen leyes los que tienen la última palabra sobre eso.

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