• martes, diciembre 11, 2007

    Reelección indefinida en los cargos públicos.

    La próxima semana se presentará por primera vez un proyecto de ley que termina con la reelección indefinida de los legisladores. La Comisión de Constitución, Legislación y Justicia, correctamente fundamenta que la reelección indefinida de los legisladores fomenta el clientelismo, pone barreras de entrada demasiado elevadas para gente que no es de la clase política, obstruye la renovación de ideas y limita la aparición de nuevos liderazgos. Bajo estos supuestos podemos decir que el proyecto de ley agrega una incisión democrática a nuestra Constitución Política. La política trata sobre las esferas de poder y sobre cómo se usan estas para optimizar el bien común. Dado que los que buscan el poder, son motivados porque piensan que son ellos mismos los mejores, tratan de permanecer en el poder el máximo de tiempo posible. La reelección indefinida es el mejor mecanismo para este efecto. Actualmente, los legisladores, tanto diputados como senadores pueden ser candidatos a una reelección todas las veces que ellos así lo deseen. Es por eso que desde el retorno de la democracia en 1990, se ha legislado alrededor de esta moción, pero nunca sobre ella. Los legisladores han tratado de restarle importancia a esta ley, dado que los únicos que pierden en ese partido son ellos. Legislar sobre quitarse poder a ellos mismos parece ser más que una respuesta obvia. Ahora, ¿cuáles son los efectos de una mantención indefinida del poder? Primero que nada, la democracia -nuestro sistema político y de gobierno-implica libertad de obrar y de pensar bajo las condiciones que fija la mayoría del pueblo mediante el voto popular. Pero también esta implícito la condición de que una democracia existe cuando los partidos políticos pierden elecciones. Y bajo esas líneas, por ejemplo, es que se establece que el gobierno de Castro en Cuba no es democrático, no existen elecciones, y los partidos políticos son instrumentales y escasos. O por ejemplo el PRI en México, que tuvo el poder desde 1929 hasta 2000. Es decir, tener el poder 71 años podría ser considerado como un régimen poco democrático y manejado por influencias ajenas a la votación popular -dado las características de las elecciones en México durante ese período-. Pero tanto como un presidente, o una coalición logra mantener el poder ininterrumpidamente, también se podría considerar que la duración ilimitada -o extremadamente larga-, de un parlamentario se consagra como un hecho poco democrático. En Chile 22 de los 38 senadores fueron electos en 1990 y aun permanecen en el poder. De los 120 diputados que son electos cada cuatro años, en 2005 solo 43 eran nuevos, es decir 77 permanecían en el poder. Lo mismo sucede en las elecciones para alcaldes. En 2004, de los 345 candidatos solo 41% de los que finalmente fueron electos eran nuevos, el restante se dividía entre alcaldes que cumplían 8, 12 y 16 años consecutivos en el poder. Estos datos nos muestran que más de la mayoría de los candidatos en nuestro país, ya sea en las elecciones legislativas o de alcaldes, ya son rostros conocidos. Que estos políticos se mantengan en su cargo tanto tiempo, limita a la ciudadania de conocer otros candidatos casi por efecto de inercia. Tener a los diputados y senadores, presentes a cada rato en las noticias locales y en la televisión, y mas encima si ya llevan mas de 8 -o 16 en algunos casos-años en el poder, generalmente predispone a la gente a preferir [votar por] "diablo conocido" que "diablo por conocer". Y eso lo saben los que estan en el poder y hacen uso de aquello. Osea bien, no les conviene generarse competencia, sería antinatural infringirse daño. Otro ejemplo de es el caso de los Consejeros Regionales [CORES]. Desde principios de los noventa que se ha hablado de hacer los CORES una entidad elegida democráticamente. De hecho en las últimas dos elecciones presidenciales los candidatos han venido ofreciendo aquello, acentuando más aun este punto en sus campañas regionales. Que los CORES puedan ser electos democráticamente contribuye principalmente a la transparencia, a la probidad y la rendición de cuentas. Además de esto le da peso a los sistemas políticos regionales fortaleciéndolos, los cuales actualmente son opacados por la centralización de decisiones en la Región Metropolitana y la quinta región (por el congreso). Pero el posicionamiento político que le da ser electo popularmente a un CORE es irónicamente lo que lo ha impedido a ser electo popularmente en el pasado. Dado que se transforma en una competencia más para el diputado de la zona. Y es el mismo razonamiento por el cual los legisladores no han querido votar sobre su misma reelección inmediata. Se trata de mantener el poder. Hay una clara señal de mantención de poder en las altas esferas de la política electa con votos. La tasa de reincidencia en el cargo es mucho más de la mitad al hablar de alcaldes, diputados y senadores. La alternancia en el poder es un factor importante al hablar de democracia, si bien a nivel de elecciones presidenciales este esta normalizado a un período por presidente, a nivel de legisladores falta avanzar. Ayudar a limitar las barreras de entrada y aumentar la diversidad indudablemente es un aporte a la democracia. Porque no solo se reduce la posibilidad a que los mismos se repitan el plato, sino que se agrega la posibilidad de que nuevas ideas entren a nuestro sistema político y legislativo. Se puede decir entonces, que es una medida positiva, democrática y progresista para el país.

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