• domingo, octubre 28, 2007

    Elecciones en Argentina: nada nuevo bajo el sol.

    Hoy fueron las elecciones presidenciales en Argentina. Cristina Fernández fue electa Presidenta como partidaria del Frente para la Victoria, simpatizante de la centro-izquierda. Con esta nueva elección, podemos dar paso a analizar, o por lo menos a redescribir, un nuevo, pero viejo escenario en la región.

    Si bien esta elección no cambia de manera tajante lo que se ha venido ocurriendo políticamente en Sudamérica (dado que la nueva presidenta es esposa del ex presidente y del mismo partido), con la elección de la segunda mujer presidenta en Latinoamérica (electa democráticamente), podemos reafirmar un par de cosas. La región se esta consolidando políticamente por esta ola de izquierdización que se viene dando hace aproximadamente una década; y en un enfoque mas local, podemos decir que Chile sigue alejado de los grandes bloques de comercio de Sudamérica, pero aun así debe seguir con su estrategia participar activamente de la interdependencia regional pero mantenerse ligado con los TLC con el resto del mundo.

    Izquierdización de la región.

    Ya no es secreto. Ni tampoco es novedad. La tendencia política en la región se ha venido concretando hace ya algunos años. Desde hace casi una década, en los 13 países de la región, las elecciones han venido denotando una constante. En 1999 fueron electos Ricardo Lagos (CHI) y Hugo Chavez (VEN). Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil, Nicanor Duarte (PAR) y Néstor Kirchner en Argentina, en el 2003. En 2005 Tabaré Vázquez, fue electo presidente de Uruguay. El 2006, triunfó Evo Morales en Bolivia y Bachelet en Chile. Además de estos, el 2006 también fue electo Daniel Ortega en Nicaragua y Rafael Correa en Ecuador.

    Es decir, de los 13 paises, 8 pueden ser considerados de naturaleza izquierdista, o centro izquierdista. De los 5 países que quedan, Perú, con Alan García, y Colombia, con Álvaro Uribe son los que ofrecen la resistencia y siguen por la línea de la derecha y el neoliberalismo. Trinidad y Tobago, Guyana y Surinam son los restantes, que por tamaño, dependencia e influencia se pueden considerar políticamente en otro nivel, por lo menos para considerarlos parte de la ola.

    Basta ver estos datos para reconocer que los presidentes de naturaleza izquierdista están obteniendo mayor éxito que aquellos de derecha. La forma continua y progresiva de cómo la izquierda ha venido venciendo a la derecha nos señala que nuestra región se ha izquierdizado en la ultima década. Ahora bien, la principal critica desde los países más desarrollados y de aquellos de la región que no encuentran su nicho, es el peligro de que sub-movimientos los dejen fuera de pactos políticos y económicos que son fundamentales para coexistir en la región y potencialmente riesgoso para el comercio de los que no son de Sudamérica.

    Qué pasa con Chile. Ahora, ¿que significa este nuevo panorama para Chile? Decir que porque la Sra. K es mujer, al igual que Bachelet, las cosas van a ser más fáciles, es una linda idea, pero no es una realidad. La verdad es que últimamente las relaciones comerciales y los conflictos territoriales han primado como el nexo político son los países vecinos. Basta recordar el tema de Gas por Mar con Bolivia, el tema limítrofe en el norte con Perú (entre otros), y los cortes de gas desde Argentina. Además de esto, hay que recordar los conflictos que ha tenido Chile para participar en el anillo energético que uniría a los países del cono sur.

    Básicamente podríamos decir que cada país esta preocupado de su propia cosa. Especialmente Chile. De hecho, Chile no participa activamente como un país integrante de ninguna de las dos grandes comunidades existentes de la región. No es miembro ni de la Comunidad Andina (Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú), ni del MERCOSUR (Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay, Venezuela). Es relegado junto a Guyana y Surinam, a una condición de asociados de las distintas agrupaciones.

    Por lo que podriamos decir que aun con la izquierdización de la región, Chile no ha logrado participar activamente de ninguna de los sub-movimientos. Chile no ha encontrado su nicho ni su partner de confianza en la región. Chile necesita integrarse más a la economía regional, para generar confianza y tratados de mayor jerarquía y duración con los vecinos. Pero si bien esta interdependencia es una política necesaria, tampoco es lo suficiente. La mejor solución consiste en la mezcla. Hay que integrarse en la región, pero tampoco descuidar los tratados hacia otras regiones del mundo. Es decir, nada nuevo bajo el sol.

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