• lunes, octubre 06, 2008

    La larga batalla (electoral) entre RN y la UDI

    Renovación Nacional y la Unión Demócrata Independiente están juntos porque se necesitan, no porque lo quieren. Si compitiendo individualmente podrían obtener como mínimo las cuotas de poder que obtienen hoy compitiendo como equipo, sin duda se acabaría la Alianza por Chile. Las luchas por el poder dentro de la derecha se acentúan cada vez más cuando se acercan elecciones. Y por ser un pacto necesario y no voluntario, la distribución de las cuotas de poder siempre terminan en negociaciones arduas y complicadas que rara vez dejan satisfechas a ambas partes. Porque lo que le conviene a uno, no necesariamente le conviene al otro. Esta es la historia de amor y odio entre RN y la UDI.

    Los coaliciones políticas en Chile se forjaron a partir de clivajes históricos e ideológicos, donde en un comienzo la Concertación agrupó a todos aquellos partidos que se opusieron al gobierno militar, mientras que la Alianza agrupó a todos aquellos que estuvieron a favor. Pero si bien las posiciones ideológicas juntaron a los partidos en coaliciones, son las reglas electorales los que los han mantenido. Específicamente las reglas que rigen para las elecciones presidenciales y legislativas.

    Por un lado, las elecciones presidenciales dan por vencido al candidato que logre 50% + 1 de los votos, obligando a los partidos políticos a juntarse en coaliciones para poder obtener esta cifra que de otro modo seria imposible. Y por otro lado las elecciones legislativas, que dan 2 escaños a cada partido si logran doblar al contendor más cercano. Esto significa que el partido que logra sumar 66,6% de los votos se adjudica el 100% de los escaños. Esta regla obliga a los partidos a agruparse en pactos para evitar enfrentar una elección donde puedan ser dobladas en votos y perder ambos escaños al contendiente más poderoso.

    Este sistema creado en el gobierno militar fue diseñado sabiendo que cuando volvieran las elecciones democráticas, los sectores proclives al gobierno de Pinochet iban a perder en las urnas, pero no sabían exactamente por cuanto. Por ese motivo los ingenieros del sistema electoral crearon reglas para evitar una masacre electoral mediante formulas especiales donde los resultados más desfavorables en votos –para su bando- resultaran en un equilibrio.

    Para la derecha la condición implícita tras este sistema fue permanecer juntos para maximizar su votación y evitar que la Concertación se apoderara de la gran mayoría de los escaños en el poder legislativo. Es de ese modo como Renovación Nacional y la UDI firmaron un pacto que subsiste hasta hoy.

    Al comienzo RN fue el partido mayoritario y por ende más poderoso dentro de la coalición. Por medio de imponerse a la UDI en todas las elecciones desde 1989 hasta 2000 tuvo la prioridad para tomar gran parte de las decisiones dentro de la coalición y consecuentemente ocupar la mayoría de las candidaturas en las elecciones.

    Pero RN no era favorito porque si. RN fue favorito durante este periodo porque la UDI era vista como un partido más pinochetista y extremo. Situación que asustó a muchos votantes que retornaron a las urnas tras 17 años de un gobierno militar relacionado con las figuras emblemáticas de la UDI.

    Pero en 2000 todo se derrumbó. Si bien fue un hecho puntual, fue principalmente la torpeza de RN que dejó que la situación se le escapara de las manos. Una serie de conflictos políticos entre ambos partidos finalmente resultó en la UDI absorviendo el poder de RN.

    Desde las elecciones municipales de 2000 hasta las recientes elecciones legislativas de 2005 la UDI no solo se ha conformado como el principal referente dentro de la Alianza, sino que se ha consolidado como el partido más votado de Chile.

    El cuadro muestra la caída libre de Renovación Nacional frente a la Unión Demócrata Independiente, en cuanto a porcentaje de votos:

    Pero los problemas y las cuotas de poder comenzaron desde hace mucho antes. Se podría decir que todo partió en Marzo de 1988, cuando el único partido político de la derecha la conformaba el MUN de Jarpa y Guzmán (que agrupaba a todos los simpatizantes de Pinochet). La derecha se dividió por primera vez cuando Onofre Jarpa decidió expulsar a Jaime Guzmán del partido. Como consecuencia Guzmán y sus seguidores crearon la UDI.

    El segundo hecho conflictivo lo protagonizó Piñera con Evelyn Matthei. En la pelea por la candidatura presidencial, el espionaje de Piñera derrumbó las intenciones de ambos. Esto resultó en que Matthei finalmente evacuara y se fuera a la UDI. Pero el problema político que fisuró a ambos partidos ocurrió en las convenciones presidenciales de la Alianza en 1993, cuando RN presento como candidato a Feliú, pero Novoa (de la UDI), -casi autoritariamente- lo reemplazó con un candidato de su propio sector: Alessandri Besa.

    La tercera gran pelea se dio en las elecciones senatoriales de 1997, cuando la “campaña de las drogas” de Carlos Bombal le dio una paliza a Andrés Allamand en Santiago Oriente. De hecho fue tan fuerte el “efecto sicológico” de victoria de la UDI ese año, que Lavín, entonces alcalde de Santiago, se aprovechó del pánico y se autoproclamo candidato presidencial para 1999.

    La exitosa –y sorprendente- labor de Joaquín Lavín en las elecciones presidenciales de 1999 fue lo que gatillo el éxito electoral de la UDI. La potente campaña de Lavín fue utilizado por la UDI como la inspiración para movilizar a los votantes. En 2000, el mismo año que la segunda vuelta presidencial, la UDI por primera vez logró obtener más votos que RN. Este hecho marcó el principio del fin de la marea electoral que otrora traía RN. En 2001 la UDI fue el partido más votado de Chile. En 2004 fue el segundo partido más votado (tras la DC), y en 2005, la elección más reciente, nuevamente fue el partido más votado del país.

    Pero los conflictos entre RN y la UDI suman y siguen, tanto en las negociaciones como en los temas valóricos. Por ejemplo, en 2005 la lucha por la presidencia obligó a ambos partidos a egoístamente llevar un candidato cada uno, lo cual a la larga los perjudicó. En primera vuelta ambos candidatos sumaron más votos que Bachelet. En 2008 el tema de la pastilla del día después mostró una vez más las diferencias cuando RN apoyó la iniciativa en desmedro de la voluntad de la UDI.

    Es por eso que no deben sorprender las declaraciones de “intenciones senatoriales” en la séptima región de Lilly Pérez. Es solo una forma de negociar cupos y cuotas de poder. Lo más probable es que ni RN, ni Pérez tengan intenciones allí, pero el hecho de declarar una “intención” da pie para crear bases de negociación. Justamente lo que RN necesita para proclamar a Piñera como el único candidato de la Alianza.

    Pero la UDI difícilmente aceptará este tipo de tratos. Porque si bien el apoyo de la UDI es una condición necesaria para postular exitosamente a la presidencia, las peleas que ha tenido con sus principales dirigentes (Matthei, Arancibia, Lavín) en el pasado, lo vuelven una condición complicada.

    La lucha por el poder dentro de la Alianza es un juego suma-zero. Esto significa que cuando uno obtiene más poder es a costo del otro. Es decir, si RN sube su votación, la UDI proporcionalmente la baja, y viceversa. Pero el dilema esta en lo siguiente. Que Piñera sea presidente no necesariamente es un logro para la UDI, pero por otro lado es mejor opción que cualquier candidato de la Concertación. Vamos a ver que pasa.

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