El estado de la carrera presidencial en Estados Unidos
El 15 de septiembre ha sido el peor día para el mundo financiero de Estados Unidos, ocasión comparable solo con la crisis económica mundial que se desató el 29 de octubre de 1929. La crisis múltiple entre bancas de inversión y de crédito cerró gigantes multinacionales y se decretaron docenas de quiebras más. El 29 de septiembre la bolsa Dow Jones cayo 777 puntos, su caída más alta en un día, superando ampliamente los 648 puntos, del 11 de septiembre de 2001.
Casualmente esta drástica situación financiera dio justo en medio de la semana del primer debate presidencial entre Obama y McCain. De hecho marcó su devenir. De los cuatro debates programados (tres entre los presidenciables y uno entre los candidatos a la vice-presidencia) el primero suponía enmarcar el tema de relaciones exteriores y seguridad nacional, mientras que el tercero era el encargado de tratar los temas económicos y domésticos. Esto se revirtió, y la apuesta más segura es que todos los debates por delante tengan una fuerte tendencia a contender temas económicos y financieros.
Las campañas presidenciales también se ha modificando en función a la crisis. Ya no hay candidato alguno que defienda la continuidad. La principal razón es el bajo nivel de popularidad de Bush, que fluctúa entre 27% (UPI) y 31% (Gallup). Estos índices están fuertemente correlacionados con la percepción ciudadana sobre el mal manejo económico del gobierno. Mientras Obama insiste en un cambio natural de régimen y estructura, McCain ha adoptado una estrategia que insiste en un cambio de estilo y una reinserción de liderazgo.
Las encuestas de los últimos meses muestran resultados alentadores para ambos candidatos. Mientras que Obama lleva la ventaja, o al menos empata en preferencias cuando se pregunta sobre la intención de voto “si las elecciones fueran hoy día”, McCain muestra una tendencia gradual a ir aumentando apoyo popular.
Ahora, si bien estas estadísticas son favorables para ambos candidatos, deben ser interpretados con precaución. Por el lado de McCain su aumento en las preferencias están evidentemente correlacionados con el boom post-convención republicana, donde nombró a Palin como su Vice-Presidente. Este tipo de alza “sorpresiva”, se tiende a apaciguar con el correr de los días. Por otro lado las cifras que teóricamente son positivas para Obama, no son tan buenas. Los números, si bien se han mantenido, no han mostrado tendencia a la alza, por lo que los debates que siguen serán fundamentales en marcar tendencias.
El primer debate lo ganó Obama. El pasado académico le brindó una mejor capacidad explicativa en la transmisión de ideas. Por lo general logró responder con más exactitud las preguntas. Además tuvo la ventaja de culpar con fundamento el gobierno de Bush por el colapso económico, ligando al actual mandatario con McCain –quien ha votado con 95% de semejanza a Bush en el congreso. McCain por su parte no hizo un mal debate pero sigue faltando regularidad en su discurso y precisión en sus ideas.
En un sistema de partidos como el de Estados Unidos donde los votantes están religiosamente divididos, el candidato que logra convencer a los votantes del sector medio (los indecisos) más algunos más de la competencia (los blandos), ganará la elección. Por eso, cada uno cuenta con diferentes estilos para logar su objetivo. Para lo que resta de campaña vamos a ver a un McCain con muchas más ideas y bastante más propositivo. También tratará de desmarcarse en buena medida del gobierno de Bush evitando encasillarse con la crisis financiera. Obama por su parte, intentará disimular la faceta de académico y mostrar un poco más la de político. Esto le dará una mejor herramienta para enfrentarse a un McCain, quien en los ojos de muchos, parece tener más experiencia para realizar el trabajo.
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