• lunes, noviembre 12, 2007

    La cumbre de Chávez.

    Más que dicho esta. En la recién pasada cumbre para la integración Iberoamericana pudimos ver una serie de eventos, donde ninguno de ellos dejo la sensación de integración. No hubo firma de grandes tratados, de actas importantes ni alguna declaración significativa. De hecho fue todo lo contrario.

    Chávez fue la guinda de la torta.

    El Presidente Chávez sigue poniendo los temas sobre el tapete. Ha quedado en manifiesto el poder que este posee entre los demás presidentes de la región. Al ser el centro de atención de la cumbre ninguno de los otros presidentes logro poner el enfoque sobre los temas generales que convocaban la reunión.

    Pero esto no debiera sorprender. Chávez siempre ha resultado atractivo escuchar—independiente de que su contenido pueda ser catalogado como positivo o negativo—dado que sus ideas son interesantes. No se puede negar el interés que tienen todos los países sobre el proceso de modernización y estatización que esta viviendo Venezuela. Y es probablemente ese mismo interés el que ha llevado a todos los países a respetarlo y a escucharlo.

    O tal vez es atractivo porque es el único que tiene un tema que une a todos. La revolución bolivariana llama la atención. O es un tema que favorece o perjudica, pero es un tema que afecta a todo Latinoamérica, a diferencia de la mayoría de los que se presentaron en la cumbre.

    Los temas bilaterales fueron lo que marcaron las pautas.

    La negociación independiente de Chávez con las FARC, fue la noticia que molesto al Presidente de Colombia, Uribe. La discusión se armó dado que Chávez fue tras las espaldas de Uribe para negociar—con Rodríguez Chacín—, como “facilitador”, la liberación de unos rehenes a cambio de la entrega de antiguos combatientes que están detenidos.

    Chávez también armó el conflicto más mediático de la cumbre luego del encontrón con el rey Juan Carlos de España y Rodríguez Zapatero. “Por qué no te callas?”, le dijo el rey a Chávez luego de que este insistiera discutir con el primer ministro la responsabilidad española en el golpe de Estado en Caracas en 2002.

    Otro conflicto, probablemente el más serio fue el que protagonizo Kirchner con Tabaré Vásquez. Luego de que el premier uruguayo autorizo en medio de la cumbre la apertura de la papelera Botnia, se desato una crisis diplomática –incluyendo cierre de fronteras—entre ambos países.

    Finalmente fue la rencilla entre el presidente Ortega –de Nicaragua—y Allan García de Perú, que debido a que cada uno se alineo con Chávez y la monarquía, respectivamente, el nicaragüense cancelo una visita programada.

    ¿Cuál es la idea de todo esto?

    Las cumbres americanas parecen estar algo obsoletas. Si los gobernantes no logran hilar algún tema en específico estas reuniones tendrán cada vez menos sentido. En esta cumbre se mostró que fueron más importantes los liderazgos individuales que las ideologías y los pragmatismos. Hubo lo que se ha llamado una sustitución de la institucionalidad por liderazgos. Esto lo podemos corroborar con que no hubieron grandes ideas ni temáticas especificas, lo mas atractivo se vio a nivel bilateral. De hecho los temas que se firmaron en la declaración fueron los mismos que siempre han existido y que simplemente se reaplican cumbre tras cumbre. Dado que la reunión de jefes de Estado fue en Chile, uno de los temas más importantes fue el de la igualdad de género. También se trato el de la seguridad social, la movilidad académica y el programa de protección infantil. Pero esto es un ejemplo más de que los temas se podrían tratar mejor localmente y que debiera haber otra línea en este tipo de junta. No es necesaria una cumbre para esto.

    Las temáticas de las cumbres debieran ser más amplias y transversales a todos los países, asuntos que estén a nivel de Estado. Las cumbres entre los países europeos tratan políticas monetarias (EURO) o la inmigración. Por ejemplo, el MERCOSUR es un tema que le interesa a Chile, pero dado que hay tres bloques económicos principales, esta reunión paso a segundo plano.

    En fin, si bien es importante la integración local, las reuniones con el vecindario deben tener más sentido para que sean más útiles y por lo menos justificables.

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