• miércoles, febrero 21, 2007

    Experiencias internacionales sobre participación ciudadana en políticas sociales

    Kenneth Bunker

    Diario Financiero, Febrero 21, 2007

    Cada vez se da más importancia a incluir a los ciudadanos en la toma de decisiones, pues según sea el tipo de participación que se quiera, ésta será un mejor aporte que el que puedan dar académicos o expertos

    En el desarrollo de nuevas formas de participación ciudadana existen tendencias orientadas a que los ciudadanos, ya sea en forma individual o asociada, puedan influir en el diseño, toma de decisiones y ejecución de políticas públicas. Pese a que tradicionalmente estos mecanismos se enmarcaban en proyectos nacionales y en temas de preocupación masiva como salud y educación, estudios y publicaciones internacionales recomiendan que el gobierno sea capaz de generar políticas de forma descentralizada y local, pues es más fácil entender la labor de un gobernante local que uno central, sobre todo en temas más difíciles. Esto se debe, entre otras cosas, a que los nuevos mecanismos de participación ciudadana se basan en la idea de que son más efectivos si se distingue entre políticas locales y nacionales. Y como inconscientemente la participación se ha trasladado a círculos locales, existe una progresiva tendencia a abrir procesos de desarrollo de políticas en temas más complejos como seguridad ciudadana, desarrollo urbano y gestión local y, especialmente, respecto de la participación en línea y uso de las TIC (Tecnologías de Información y Comunicaciones). De hecho, existen pruebas de que es factible incorporar la participación ciudadana en temas antes impensados debido a la burocracia en las cúpulas de poder y el nivel técnico en que se construían. El derecho a la información es un requisito básico de la participación, en la medida en que si el Estado recibe información de los ciudadanos, puede ofrecer soluciones más adecuadas a sus demandas y optimizar estos avances de manera que se vea una mejoría en la calidad de la interacción ciudadana. Cada vez se da más importancia al hecho de incluir a los ciudadanos en la toma de decisiones, lo que se traduce en una “destecnificación” del proceso, pues según sea el tipo de participación ciudadana que se quiera (en el origen, la gestión o evaluación de la estrategia), será un mejor aporte que el que puedan entregar los académicos o expertos. Gran Bretaña contempla en su sistema de salud el programa Have your Say, en el cual los ciudadanos determinan asuntos que generalmente resolverían expertos, por motivos de competencia técnica. A través de este mecanismo, ciudadanos voluntarios postulan para un trabajo máximo de tres años, por el cual se convierten en consejeros de salud, y luego participan dos veces al año en un Consejo Ciudadano, instancia en la cual entregan su diagnóstico de cómo se podría mejorar el sistema de salud (a partir de las entrevistas con sus pares ciudadanos). Este consejo asiste al Nacional Institute of Health and Clinical Excellence, que reúne las sugerencias no técnicas de sentido común. También existe un importante aporte de los ciudadanos a la discusión de temas complejos y a la calidad de las propuestas y políticas públicas que se generan. Este es el caso de los Study Circles (círculos de estudio) en el ámbito de educación en Estados Unidos. Se trata de agrupaciones de vecinos involucrados con los temas locales, que trabajan con el gobierno a nivel de ONG y que, además de elevar la calidad de la educación, pretenden aumentar la inclusión social, a la vez de desarrollar la solidaridad relacionada con la educación y otros factores que elevan la calidad de vida. Aunque el fuerte de estas organizaciones son los temas educativos, también trabajan aspectos relacionados con el racismo y la seguridad ciudadana. Otro ejemplo exitoso han sido los diálogos ciudadanos, que son mecanismos consultivos que se basan en la contribución que las personas puedan hacer a través de sus opiniones y experiencias personales. Esto enriquece tanto la calidad del debate público como las bases de la política, agregando valor a la toma de decisiones. Lo mismo ocurre con otros instrumentos de participación como los paneles o jurados ciudadanos, los Community Empowerment Network, las conferencias consensuadas y las encuestas deliberativas. Estos mecanismos facilitan la comprensión de la dimensión del problema y las percepciones e intereses de los ciudadanos. Independiente de la herramienta que se elija, lo que distingue a un método de participación de otro es la importancia y compromiso que adquieren las instituciones. Los mecanismos de participación en Inglaterra para temas de salud, por ejemplo, se consideran exitosos, porque los resultados de los diálogos ciudadanos se publican obligatoriamente, con lo que queda claro cuáles son los sectores deficientes y cuáles son los fuertes, presionando así al gobierno para que reaccione ante las críticas. Todo lo anterior sólo será posible en Chile en la medida que exista un compromiso de las instituciones y del gobierno con los ciudadanos y se trabaje en proyectos de participación con metas de largo plazo.

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