Sobre el autor
(1) Soy Licenciado en Ciencia Politica de la Universidad Diego Portales (UDP). Tengo un Master of Arts in Political Science de San Diego State University (SDSU), y soy estudiante del PhD in Political Science, de London School of Economics and Political Science (LSE).
(2) Trataré de usar mi conocimiento en teoría, métodos cuantitativos y metodología para evitar caer en opiniones demasiado subjetivas y banales que a nadie le importa. Cubriré un rango de análisis que va desde coyuntura a teoría política. Analizaré distintos escenarios, moviéndome entre niveles genéricos a situaciones especificas. Debido a mi formación técnica tiendo a redactar en términos académicos, sin embargo, trataré de mantener el blog entretenido para todos, mezclando opiniones de sentido común con conocimiento y análisis político distorsionado por la literatura.
(3) Soy experto electoral. Me gusta analizar potenciales escenarios electorales. A menudo trabajo con predicciones y pronósticos electorales en base a datos sólidos. Generalmente ofreceré antecedentes sobre la elección del momento. Obviamente trataré de ser auto-referente y vender mi producto. Si bien de vez en cuando escribo sobre política-económica, política Latinoamericana y current affairs de Estados Unidos o Reino Unido, le haré caso a ese famoso anónimo que dijo “pastelero a tus pasteles”. Evitaré desilusionar a mis lectores inventando lo que en verdad no sé. Random is not whatever.
(4) Observo causas y efectos. Toda acción política estratégicamente desencadena otra. He llegado a la conclusión que la mejor forma de representar esta relación de causalidad es por medio de la matemática. Así es, el lenguaje universal. Confío en los números y en los datos empíricos. Me parece que no hay mucha argumentación que se pueda hacer cuando se comprueba una hipótesis que esta fundamentada en los numeros. Con eso dicho, no queda más que resumir lo que predicaba un profesor de estadística que tuve en la UDP: “sin regresión no hay explicación, sin teoría no hay plusvalía y sin metodología es sólo opinología”.
(5) Una de las típicas preguntas que recibo por e-mail es sobre mi militancia o tendencia partidista. Voy a ser franco, da lo mismo. Ser militante—o de alguna preferencia política—es una condición irrelevante e innecesaria para comentar la política. Considero que mi carácter de cientista me da la facultad para ser imparcial al momento de describir o analizar el objeto. Y si no lo haría, pienso que igual sería neutral en mis argumentos. Tal como el comentarista deportivo relata fútbol, yo lo hago con política. Sólo que mi trabajo es más fácil porque los resultados—generalmente—son más predecibles, sobre todo cuando se trata de elecciones.
(6) Llevo varios años leyendo distintas opiniones políticas, y he logrado determinar lo que me gusta y lo que no me gusta en una discusión. Me apego al principio rector de productividad. Por ejemplo, me interesa más cómo una persona hace un punto, que el punto en sí. Argüir y litigar por causas perdidas no son mi interés particular, sin embargo respeto todo tipo de opiniones y perspectivas. Ergo, lo que no me parece productivo es (1) alegar por alegar, y (2) discutir temas de los cuales uno en verdad no tiene idea.
(7) No siempre estaré comentando el hecho del momento. Considero que las noticias de coyuntura son de corto plazo, y deberían ser abordadas en un nivel descriptivo y periodístico. Me parece que el análisis a largo plazo es los que realmente es lo influyente.
Contacto adicional: sigueme en Twitter, o enviame un e-mail.
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